domingo, 11 de abril de 2010

APORTE MARXISTA A LA SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN

El aporte marxista a la Sociología de la Educación nos hace reflexionar sobre tres aspectos sustanciales que se vinculan con:
1) la relación entre el individuo y la sociedad;
2) la comprensión de las funciones que cumple el conjunto de instituciones y procesos que provocan modificaciones en ese individuo y
3) la distribución de los individuos entre las posiciones de la estructura social adulta.
- La relación entre individuo y sociedad: Marx rechaza el dualismo individuo y/o sociedad reformulando estos términos a través de una concepción jerarquizada de la totalidad social que conforman por un lado, lo constitutivo y lo constituyente del ser persona y por otro, la conciencia del ser como expresión de las relaciones sociales de producción y cambio. Ambas se instrumentan a través de las condiciones reales de manipulación ejercidas desde afuera por quienes poseen los medios de producción tanto material como espiritual.
- La escuela como mecanismo de producción: Las expectativas funcionales de la escuela se centran en preparar a niños y jóvenes para su incorporación a la vida social adulta ya en el ámbito laboral (aspecto cualificativo) como en el político (formas de comportamiento - disciplinamiento social). El marxismo se centró en los presuntos automatismos de la lógica del capital y en la idea de una polarización social sin plantearse el papel de la escuela en la socialización de la fuerza de trabajo. El análisis materialista del ámbito educativo se enriqueció con los aportes de Althusser (aparatos ideológicos del estado); Foucault (la genealogía del poder); Bourdie, y Passeron, Baudelot y Establet (teorías de la reproducción) y Bowles y Gintis (teoría de la correspondencia).-
- La escuela como mecanismo de distribución: Otro aspecto consecuente de la función que cumple la escuela es la de contribuir a la generación o a la perpetuación de las desigualdades sociales. Los elementos discretos de la materia, la energía y la información son las cosas, las personas y los datos, lo que en su forma económica se convierten en medios de producción, fuerza de trabajo y conocimiento. El poder disponer de ellos, lo llamamos propiedad, autoridad y cualificación. Y es precisamente esta última, un factor de desigualdad y de poder independientemente de sus relaciones con la propiedad o la autoridad. Reconocer la importancia propia y específica, no derivativa, de la cualificación constituye el primer paso para entender que las desigualdades educativas pueden tener otras causas y otros fines.-
- ¿Qué podemos y debemos conservar?: Marx argumentó y mostró que el conocimiento no sólo puede y debe ser contemplado en términos de validez. Las ideas no son simplemente producto de otras ideas, sino que se ven provocadas o alteradas por la experiencia material. En tal sentido, la escuela no debe ser tenida como una organización derivada de imperativos técnicos y organizativos alejados de las relaciones de poder sino que amerita ser interrogada desde una perspectiva sistémica y materialista para analizar la lógica específica de sus cometidos.-